La Audiencia Provincial de León, condena a un hombre de 78 años de edad a dos años de prisión por un delito de agresión sexual a una menor de 13 años

ADAVAS ha ejercido en solitario la acusación, ya que la Fiscalía había solicitado la libre absolución del agresor

La sentencia de la Audiencia Provincial considera como hechos probados que el 14 de mayo de 2010 en una localidad de la provincia de León, la menor de 13 años subió a casa de unos vecinos como hacía frecuentemente, dada la relación de amistad, confianza y familiaridad que había entre ambas familias. Allí encontró al ya condenado, a quien propuso jugar a las cartas. Éste entonces sugirió ir a buscarlas a la buhardilla ya que era dónde estaban. Entonces “le dijo a la víctima (…) que probase la cama, y al no hacerlo, que entró en una situación de inquietud al no ver sentido a tal propuesta, aquél, de forma sorpresiva, procedió a agarrarla por los brazos, la echó sobre la cama y se puso encima de ella sujetándola por los brazos, intentando resistirse a ello, pero no logrando quitarle de encima. Y después de conseguir sujetar a la menor con una sola mano” la agredió sexualmente. “Logrando la menor, finalmente, liberarse de la presión y fuerza de Don Amílcar, para bajar rápidamente de la buhardilla a la vivienda de Don Amílcar, coger las llaves de casa que había dejado allí y regresar a su casa” tal y como relata la sentencia.

La víctima decidió no contar lo sucedido “por miedo a la reacción de sus padres y las consecuencias a derivarse entre ambas familias, dada la amistad y tan buena relación que venían teniendo desde hacía muchos años”, hasta que unas semanas después  (…)preocupada y temerosa porque no la había bajado la regla después de los hechos o que podía haberle trasmitido aquél una enfermedad, le cuenta a su hermano lo ocurrido” para después “contárselo al padre y, finalmente, a la madre al llegar de trabajar por la noche. Procediendo la madre a realizar la denuncia al día siguiente”.

La audiencia considera el informe de la psicóloga de ADAVAS, junto con el testimonio de la menor, y el de su madre, clave para establecer la verosimilitud del testimonio de la menor. El informe “viene a poner de manifiesto la situación y el estado emocional, de angustia y depresión de la menor” y con ello la fiabilidad de su relato.

En la sentencia de la Audiencia se establece como probada “la utilización de violencia o intimidación en el ataque contra la libertad o indemnidad sexual, así como una ausencia de consentimiento por parte del sujeto pasivo. Consistente, en el presente caso, en el empleo (…) de un comportamiento violento o vis física. Al proceder a agarrar a la menor por los brazos, lograr echarla sobre la cama y ponerse encima de ella, sujetándola por los brazos” y llevando a cabo una agresión sexual, “logrando así, de forma eficaz y suficiente, vencer la voluntad contraria de la menor, pese intentar resistirse y oponerse”.

Considera la Audiencia además que la víctima es especialmente vulnerable “en atención al plus no ya solo de sus apenas 13 años de edad, sino, muy en particular, a la especial y muy elevada y relevante relación de vecindad, amistad, confianza y familiaridad que venía a mantenerla menor y su familia” con el agresor y su esposa “hasta el punto de considerar y equipararse los mismos, a que venían a cumplir una función similar a la de abuelos para con la menor. Lo cual aprovechó” el agresor “para que la menor le acompañase confiada a la buhardilla, para quedar ambos solos, sin posibilidad de ayuda a la menor de terceros, y propiciar, en definitiva, su agresión sexual, su impunidad y vencer fácilmente la resistencia que a ello pudiera oponer la menor, como aconteció”

La sentencia establece como atenuantes las dilaciones indebidas que ha sufrido la causa y las circunstancias de edad y personales del acusado, con ausencia de antecedentes penales por hechos similares o por cualquier otro delito.

La Audiencia Provincial de León condena por estos hechos como autor criminalmente responsable de un delito apreciado de agresión sexual sobre víctima especialmente vulnerable a dos años de prisión, y a la prohibición de acercarse a la víctima por cualquier medio por un tiempo de 3 años. Esta sentencia es firme.

Hoy, 22 de febrero es el día por la Igualdad salarial, un día de lucha contra la diferencia entre los salarios de hombres y mujeres.

UGT publicaba esta semana un estudio según el cual, en España, la brecha salarial se sitúa en el 23,25%. Esto quiere decir que las mujeres cobran un 23,25% menos que sus compañeros varones.

Según este gráfico, vemos como la diferencia se ha ido reduciendo desde 1995, pero en 2014 ha vuelto a subir un 0,7%, lo que demuestra que las mujeres son más castigadas que los hombres por la crisis.

¿Por qué?

Este es un tema a menudo debatido entre los diferentes factores de la sociedad, porque a con frecuencia se cuestionan los factores externos y las diferencias personales a la hora de realizar la comparación, por eso se suele hablar de diferencia salarial ajustada y no ajustada.

Diferencia salarial no ajustada

Se calcula sin tener en cuenta criterios de edad, educación, características de los puestos de trabajo, sector de actividad, etc.

De esta manera muchas veces se justifica la brecha salarial con argumentos como que la mujer muchas más veces que los hombres opta por trabajos de media jornada o se decantan por un sector con menor remuneración. Ambas afirmaciones, aunque son ciertas, también forman parte de la lógica patriarcal, ya que las mujeres que muchas veces optan por una reducción de jornada lo hacen para poder cuidar de sus hijos. Por otro lado, las profesiones tradicionalmente ejercidas por mujeres (enseñanza, enfermería, limpieza, etc.) suelen ser menos remuneradas económicamente porque la lógica patriarcal, no premia los cuidados, sino la producción. Pero ese es otro debate.

Diferencia salarial ajustada

Cuando se habla de la brecha salarial, también se habla de la diferencia ajustada, que es aquella que tiene en cuenta diferentes factores para equiparar la labor de una mujer en diferentes sectores con el de sus compañeros de trabajo y la diferencia de suelo.

Aunque en numerosos países las legislaciones obligan a ofrecer el mismo salario por el mismo tipo de trabajo, los hombres, de una manera general, están mucho más acostumbrados a negociar su salario en cuanto les llega la oportunidad.

Por otro lado, los hombres suelen tener menos obligaciones en casa, por lo que pueden asistir a los eventos y encuentros extralaborales, lo que suele habitualmente ofrecer una gran oportunidad de estrechar lazos y hablar de trabajo en un ambiente más distendido y ofrecer mayores posibilidades de promoción.

El techo de cristal

Un buen ejemplo que ilustra de manera práctica el techo de cristal es un estudio, elaborado por la empresa americana Visier, donde se comparaban las diferencias de género en el trabajo.

Aquí se revelaba que, a partir de los 30 años, el porcentaje de las mujeres que ocupaban puestos de gerente o manager se reducía considerablemente con respecto al de sus compañeros masculinos. Así mismo, la reducción de salario acompañaba igualmente esta situación.

En este gráfico vemos como la maternidad es el mayor castigo laboral para las mujeres que muchas veces no pueden compaginar su rol de madre con su carrera profesional.

La penalización de la maternidad

En este sentido el estudio publicado por el Club de las Malas Madres asegura que “la corresponsabilidad está lejos de ser una realidad”. Según este documento El 58% de las mujeres renuncia a su carrera profesional cuando se convierten en madres, mientras que en los hombres esta cifra se reduce al 6%. Esto es debido, según aseguran las personas entrevistadas tanto a los referentes sociales que tenemos del hombre y de la mujer (padre y madre), así como a las barreras institucionales y empresariales como las bajas de maternidad o paternidad o los beneficios en el mundo laboral.

 

Se ha preguntado también por el reparto de las tareas y en este sentido, el 45% de las mujeres, que contribuye a la economía familiar de igual manera que sus parejas, declara ser la responsable principal de las tareas dome?stico-familiares. Sólo en el 9% de los casos son los hombres. En el 36% de los casos se gestionan de forma equilibrada. Una realidad que no ayuda a enfrentarse al trabajo de igual manera.

 

Como vemos, muchos son los factores que afectan a la diferencia salarial entre hombres y mujeres y por lo tanto es importante visibilizar el problema, sus causas y luchar contra ello desde diferentes terrenos.

Ya estamos en San Valentín, y con ello, vuelve toda la maquinaria capitalista y patriarcal a sugerirnos cómo debemos celebrarlo. En estas fechas todas y todos hemos visto ya los anuncios y carteles de comercios, restaurantes y tiendas que hablan del ideal del amor, de lo que supone una conducta amorosa y de cómo se celebra el amor basado en los estereotipos de amor romántico. Pero ¿a qué nos referimos cuando hablamos de amor romántico?

¿Qué es el amor romántico?

Se podría resumir de forma sencilla como el hecho de dar prioridad al deseo de amar y ser amado/a por encima de todo. Es un tipo de afectividad que se vive muy intensamente y que aspira a buscar sentido a la vida a través de una relación sentimental y en muchas ocasiones lo idealiza. Nos da a entender que la pareja nos aporta algo que nos falta. Se basa en la fusión, en la idea de que una pareja forma un solo ser.

¿Qué implicaciones tiene?

Para saber cuáles son sus implicaciones es importante primero que tengamos en cuenta que ambos géneros hemos sido educados y socializados de forma diferente. De esta manera, lo masculino se suele asociar con posiciones de poder, trabajo, fuerza, racionalidad, política, mientras que el imaginario social femenino se construye basándose en la vida privada, la pasividad, la dependencia, la obediencia, las emociones, los cuidados, etc.

De esta forma, entendemos que las mujeres son las que en este ideal de amor romántico ocupan una posición de sumisión al varón, provocando en muchos casos que este y la relación con la pareja sea una prioridad, ante todo.

Mitos del amor romántico

– Vivir y sentir con mucha intensidad la felicidad, la tristeza, la alegría y el sufrimiento.

– Idealizar a la otra persona y no ver los defectos de ésta.

– Amoldarse a la pareja: tener los mismos gustos y aficiones, los mismos puntos de vista, querer hacer lo mismo y querer pasar todo el tiempo a su lado.

– El amor es una entrega total, donde hay que dejar de pensar en sí mismo/a y poner a la otra persona en el centro de nuestras prioridades, pues es quien da sentido a nuestra existencia.

– La media naranja: el sentimiento de que la pareja es quien nos completa.

– El amor todo lo puede: perdona y justificar cualquier falta, por grave que sea, en el nombre del amor, en este sentido se cree que el amor también es sufrimiento.

– Pensar en la otra persona todo el tiempo y desesperar si tenemos el mínimo atisbo de que no está feliz o duda de su amor hacia ti.

– El amor está predestinado y por lo tanto creer que es la persona de tu vida y que no hay nadie más.

– El amor significa posesión y exclusividad, llegando incluso a renunciar a nuestro círculo de amistades. Así los celos se entienden como una prueba de amor.

Amor romántico y violencia machista

Como vemos, todos estos preceptos están muy vinculados con la violencia de género en contexto de pareja, ya que fomenta la idea de que el desarrollo personal está en la otra persona y no en uno/a mismo/a. Cuando nos consideramos la mitad de algo, hacemos que nuestro bienestar dependa de otra persona, por lo que se crean relaciones de inferioridad y dependencia.

Además, si tenemos en cuenta de que el amor también es sufrimiento y que hay que perdonar, se nos está enseñando a proteger al maltratador en una relación de abuso y control.

Numerosos estudios nacionales e internacionales desvelan que los adolescentes siguen creyendo muy firmemente muchos de estos principios, aun actualmente, por lo que es importante hablar de este tema y desmitificar estos preceptos con el objetivo de empoderar a las nuevas generaciones y educarles en la igualdad y el respeto. Esta es otra batalla muy importante con la que tenemos que enfrentarnos todos los días del año y sobre todo en San Valentín donde se repiten con mayor frecuencia este tipo de mensajes.

 

 

 

 

 

Hoy, 6 de febrero es el Día Internacional contra la Mutilación Genital Femenina (MGF), una práctica que sigue afectando a millones de mujeres y niñas, sobre todo de África, Oriente Medio y Asia.

¿Qué es la MGF?

Según la Organización Mundial, en su sección sobre la MGF de la salud se define como “el conjunto de procedimientos consistentes en la resección parcial o total de los genitales externos femeninos y otras lesiones de los órganos genitales femeninos por motivos no médicos. No tiene ningún efecto beneficioso para la salud y perjudica de formas muy variadas a las mujeres y niñas.”

Es una práctica que internacionalmente es reconocida como una violación directa de los derechos humanos de mujeres y niñas y es un reflejo de una desigualdad muy arraigada entre sexos que discrimina a las mujeres de forma extrema, afirma el mismo informe. La Organización de las Naciones Unidas así lo reconoció hace un año, en febrero de 2016 e incluyo su erradicación en los Objetivos de Desarrollo Sostenible para el 2030.

¿Dónde se practica?

La MGF es una práctica más frecuente en la zona del Sahel, en África, extendiéndose al este hacia el norte y el sur del continente y llegando a Oriente Medio y Asia. De esta misma forma, también suele ocurrir entre migrantes provenientes de esas áreas por lo que llega a todos los países y representa un problema internacional.

¿Por qué se realiza?

Cuando hablamos de los motivos por los que las comunidades practican la MGF, los argumentos suelen ser diferentes de una zona a otra, aunque las respuestas suelen recoger la tradición, la religión y demás factores socioculturales de las comunidades. Estos son algunos de los más frecuentes:

– Se trata de una norma necesaria para la aceptación en la comunidad.

– Suele considerarse parte de la iniciación a la vida adulta.

– Es considerado como un símbolo de “purificación” y vida sexual aceptable, con el fin de garantizar la virginidad hasta el matrimonio y la fidelidad.

– Aunque no hay escritos religiosos que lo apoyen, hay quienes creen que se trata de un mandato de la religión.

– Imposición de líderes religiosos o de las estructuras de poder.

Las complicaciones para la salud pueden ser mortales. Así van desde el trauma hasta la hemorragia, pasando por diferentes dolores y complicaciones, menstruales, en el parto, en la práctica de relaciones sexuales. Muchas de las niñas y mujeres que sufren estas consecuencias se encuentran lejos de los hospitales por lo que las muertes por hemorragias son muchas.

¿A cuántas mujeres y niñas afecta?

Las cifras no son fáciles de calcular y solamente hay estimaciones de las víctimas de estas prácticas. Actualmente según diferentes informes las mujeres y niñas que han sufrido MGF son entre 120 y 200 millones, pero se cree que estas cifras podrían estar aumentando debido al incremento de la población mundial que es especialmente problemático en los países donde se realiza esta práctica.

UNICEF estima que en la próxima década unos 30 millones de niñas podrían correr el riesgo de sufrir esta práctica.

Lucha contra la MGF

La comunidad internacional se ha posicionado en multitud de ocasiones en contra de esta práctica, ya que atenta directamente contra los derechos humanos. Siguiendo esta tendencia, muchos países han legislado para prohibir estas prácticas ancestrales, estableciendo leyes y sanciones severas. Aunque esto no garantiza que se erradique, ofrece una protección y un marco legal desde el que actuar.

Además de la ilegalización, es importante destacar la importancia de la visibilización de la MGF y la concienciación de sus terribles consecuencias para modificar estas creencias y conseguir que las mujeres y niñas de hoy y del futuro crezcan en libertad.