Ya estamos en San Valentín, y con ello, vuelve toda la maquinaria capitalista y patriarcal a sugerirnos cómo debemos celebrarlo. En estas fechas todas y todos hemos visto ya los anuncios y carteles de comercios, restaurantes y tiendas que hablan del ideal del amor, de lo que supone una conducta amorosa y de cómo se celebra el amor basado en los estereotipos de amor romántico. Pero ¿a qué nos referimos cuando hablamos de amor romántico?
¿Qué es el amor romántico?
Se podría resumir de forma sencilla como el hecho de dar prioridad al deseo de amar y ser amado/a por encima de todo. Es un tipo de afectividad que se vive muy intensamente y que aspira a buscar sentido a la vida a través de una relación sentimental y en muchas ocasiones lo idealiza. Nos da a entender que la pareja nos aporta algo que nos falta. Se basa en la fusión, en la idea de que una pareja forma un solo ser.
¿Qué implicaciones tiene?
Para saber cuáles son sus implicaciones es importante primero que tengamos en cuenta que ambos géneros hemos sido educados y socializados de forma diferente. De esta manera, lo masculino se suele asociar con posiciones de poder, trabajo, fuerza, racionalidad, política, mientras que el imaginario social femenino se construye basándose en la vida privada, la pasividad, la dependencia, la obediencia, las emociones, los cuidados, etc.
De esta forma, entendemos que las mujeres son las que en este ideal de amor romántico ocupan una posición de sumisión al varón, provocando en muchos casos que este y la relación con la pareja sea una prioridad, ante todo.
Mitos del amor romántico
– Vivir y sentir con mucha intensidad la felicidad, la tristeza, la alegría y el sufrimiento.
– Idealizar a la otra persona y no ver los defectos de ésta.
– Amoldarse a la pareja: tener los mismos gustos y aficiones, los mismos puntos de vista, querer hacer lo mismo y querer pasar todo el tiempo a su lado.
– El amor es una entrega total, donde hay que dejar de pensar en sí mismo/a y poner a la otra persona en el centro de nuestras prioridades, pues es quien da sentido a nuestra existencia.
– La media naranja: el sentimiento de que la pareja es quien nos completa.
– El amor todo lo puede: perdona y justificar cualquier falta, por grave que sea, en el nombre del amor, en este sentido se cree que el amor también es sufrimiento.
– Pensar en la otra persona todo el tiempo y desesperar si tenemos el mínimo atisbo de que no está feliz o duda de su amor hacia ti.
– El amor está predestinado y por lo tanto creer que es la persona de tu vida y que no hay nadie más.
– El amor significa posesión y exclusividad, llegando incluso a renunciar a nuestro círculo de amistades. Así los celos se entienden como una prueba de amor.
Amor romántico y violencia machista
Como vemos, todos estos preceptos están muy vinculados con la violencia de género en contexto de pareja, ya que fomenta la idea de que el desarrollo personal está en la otra persona y no en uno/a mismo/a. Cuando nos consideramos la mitad de algo, hacemos que nuestro bienestar dependa de otra persona, por lo que se crean relaciones de inferioridad y dependencia.
Además, si tenemos en cuenta de que el amor también es sufrimiento y que hay que perdonar, se nos está enseñando a proteger al maltratador en una relación de abuso y control.
Numerosos estudios nacionales e internacionales desvelan que los adolescentes siguen creyendo muy firmemente muchos de estos principios, aun actualmente, por lo que es importante hablar de este tema y desmitificar estos preceptos con el objetivo de empoderar a las nuevas generaciones y educarles en la igualdad y el respeto. Esta es otra batalla muy importante con la que tenemos que enfrentarnos todos los días del año y sobre todo en San Valentín donde se repiten con mayor frecuencia este tipo de mensajes.