Hoy, 22 de febrero es el día por la Igualdad salarial, un día de lucha contra la diferencia entre los salarios de hombres y mujeres.
UGT publicaba esta semana un estudio según el cual, en España, la brecha salarial se sitúa en el 23,25%. Esto quiere decir que las mujeres cobran un 23,25% menos que sus compañeros varones.
Según este gráfico, vemos como la diferencia se ha ido reduciendo desde 1995, pero en 2014 ha vuelto a subir un 0,7%, lo que demuestra que las mujeres son más castigadas que los hombres por la crisis.
¿Por qué?
Este es un tema a menudo debatido entre los diferentes factores de la sociedad, porque a con frecuencia se cuestionan los factores externos y las diferencias personales a la hora de realizar la comparación, por eso se suele hablar de diferencia salarial ajustada y no ajustada.
Diferencia salarial no ajustada
Se calcula sin tener en cuenta criterios de edad, educación, características de los puestos de trabajo, sector de actividad, etc.
De esta manera muchas veces se justifica la brecha salarial con argumentos como que la mujer muchas más veces que los hombres opta por trabajos de media jornada o se decantan por un sector con menor remuneración. Ambas afirmaciones, aunque son ciertas, también forman parte de la lógica patriarcal, ya que las mujeres que muchas veces optan por una reducción de jornada lo hacen para poder cuidar de sus hijos. Por otro lado, las profesiones tradicionalmente ejercidas por mujeres (enseñanza, enfermería, limpieza, etc.) suelen ser menos remuneradas económicamente porque la lógica patriarcal, no premia los cuidados, sino la producción. Pero ese es otro debate.
Diferencia salarial ajustada
Cuando se habla de la brecha salarial, también se habla de la diferencia ajustada, que es aquella que tiene en cuenta diferentes factores para equiparar la labor de una mujer en diferentes sectores con el de sus compañeros de trabajo y la diferencia de suelo.
Aunque en numerosos países las legislaciones obligan a ofrecer el mismo salario por el mismo tipo de trabajo, los hombres, de una manera general, están mucho más acostumbrados a negociar su salario en cuanto les llega la oportunidad.
Por otro lado, los hombres suelen tener menos obligaciones en casa, por lo que pueden asistir a los eventos y encuentros extralaborales, lo que suele habitualmente ofrecer una gran oportunidad de estrechar lazos y hablar de trabajo en un ambiente más distendido y ofrecer mayores posibilidades de promoción.
El techo de cristal
Un buen ejemplo que ilustra de manera práctica el techo de cristal es un estudio, elaborado por la empresa americana Visier, donde se comparaban las diferencias de género en el trabajo.
Aquí se revelaba que, a partir de los 30 años, el porcentaje de las mujeres que ocupaban puestos de gerente o manager se reducía considerablemente con respecto al de sus compañeros masculinos. Así mismo, la reducción de salario acompañaba igualmente esta situación.
En este gráfico vemos como la maternidad es el mayor castigo laboral para las mujeres que muchas veces no pueden compaginar su rol de madre con su carrera profesional.
La penalización de la maternidad
En este sentido el estudio publicado por el Club de las Malas Madres asegura que “la corresponsabilidad está lejos de ser una realidad”. Según este documento El 58% de las mujeres renuncia a su carrera profesional cuando se convierten en madres, mientras que en los hombres esta cifra se reduce al 6%. Esto es debido, según aseguran las personas entrevistadas tanto a los referentes sociales que tenemos del hombre y de la mujer (padre y madre), así como a las barreras institucionales y empresariales como las bajas de maternidad o paternidad o los beneficios en el mundo laboral.
Se ha preguntado también por el reparto de las tareas y en este sentido, el 45% de las mujeres, que contribuye a la economía familiar de igual manera que sus parejas, declara ser la responsable principal de las tareas dome?stico-familiares. Sólo en el 9% de los casos son los hombres. En el 36% de los casos se gestionan de forma equilibrada. Una realidad que no ayuda a enfrentarse al trabajo de igual manera.
Como vemos, muchos son los factores que afectan a la diferencia salarial entre hombres y mujeres y por lo tanto es importante visibilizar el problema, sus causas y luchar contra ello desde diferentes terrenos.
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