El magistrado del Tribunal Supremo Antonio Salas ha sido criticado por sus comentarios en su cuenta de Twitter donde afirmaba que la violencia de género se debía a un problema de “maldad de las personas”:
Explica en otros tuits que hay más factores, como la dificultad de convivencia o la diferencia de fuerza física, pero nunca habla de machismo como causa de la violencia de género.
Cuando se le pregunta por la Ley Integral de Violencia de Género menciona en la explicación de motivos que “Se trata de una violencia que se dirige sobre las mujeres por el hecho mismo de serlo […]”, Salas afirma que prefiere el artículo 14 de la constitución donde se menciona que todos los españoles son iguales ante la ley.
En una entrevista sobre el desafortunado comentario, afirma que no acepta que le excluyan de la lucha contra la violencia de género porque, según dice, “hay una verdad oficial de la que nadie puede opinar algo que salga de ahí”. En este caso, la verdad oficial a la que se refiere no es otra que lo que explica le Ley Integral de Violencia de Género. Dicho de otro modo, el señor Salas un juez con más de 40 años de experiencia piensa que no debería ser excluido de la lucha contra la violencia de género, aun cuando no reconoce que la causa fundamental de este tipo de delitos no es otro que la opresión de las mujeres por el patriarcado como dice la legislación.
Cuando la presentadora le pregunta si entiende que hay actitudes machistas que están detrás de estos asesinatos, el magistrado Salas se explica diciendo que no siempre es la causa y que en algunos casos se puede deber a problemas de convivencia. Con esta afirmación el magistrado evidencia la falta de sensibilización y formación que sigue existiendo dentro de la judicatura, aunque él afirme lo contrario en este tuit:
Sin embargo, Lucía Avilés, vocal de la Asociación de Mujeres Juezas afirma que “sí hay que poner el foco en la falta de formación en violencia de género que tiene el colectivo jurídico en general” pues el magistrado con sus comentarios está cuestionando las bases de la ley de violencia de género, según ella. La fiscal Inés Herreros, miembro de la Unión Progresista de Fiscales también se posiciona en la misma línea al sostener que «desde el punto de vista jurídico no es discutible. Ya lo dijo el Constitucional, que las agresiones a mujeres responden a una pauta cultural».
En relación a los motivos de diferencia de fuerza que alegaba Salas, conviene también retomar las palabras de Teresa Franco, delegada de la Mujer de la Asociación Unificada de Militares Españoles (AUME), cuando afirma que no se trata de una cuestión de biología, sino que los asesinos «aprendieron que tienen poder sobre las mujeres y son machistas. O sea que se pega y se mata por un problema educacional, no porque se sea intrínsecamente malo».
Por otro lado, Sonia Vaccaro, psicóloga especialista en violencia basada en el género niega que la maldad sea la causa de este tipo de violencia, según palabras del magistrado, la experta explica que «Si el motivo fuera ese, el hombre en cuestión cada vez que lo echaran del trabajo también maltrataría. No estaría dispuesto a aguantar el ‘no’ de nadie, pero resulta que lo único que no tolera es el ‘no’ de su pareja».
En este sentido es donde las asociaciones, colectivos, fundaciones y demás organizaciones feministas debemos formar al personal jurídico con nuestra especialización y conocimiento con el fin de asegurar la aplicación de la ley de violencia de género para que ninguna mujer se quede sin protección.
Después de las palabras de una persona con tanta influencia como el Magistrado Antonio Salas, conviene recalcar la importancia de la educación que favorece estas diferencias de género que se traducen en desigualdades sociales. Por eso, estos mensajes tienen mucha importancia en la educación entre mujeres y hombres a todos los niveles, cuando a los hombres se les enseña a ser fuertes y a luchar y a las mujeres a cuidar y aguantar estamos perpetuando una sociedad donde las mujeres son asesinadas por unos hombres que no son malos, son hijos buenos del patriarcado.
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