-¿Cuáles son las herramientas que existen en España para luchar contra las agresiones sexuales y para las víctimas?

Más que herramientas, hablaría de recursos incluyendo, por un lado, todos aquellos que dependen de instituciones públicas que intervienen cuando se produce una agresión, y la víctima denuncia o acude a un centro médico y, por otro, las asociaciones especializadas en la prevención de la violencia sexual y la atención a víctimas de agresiones sexuales.

Estos recursos existen y funcionan, pero la reducción de la financiación a las asociaciones ha tenido un impacto grave en el trabajo que se realizaba en coordinación con entidades como las asociaciones que componen Stop Violencia Sexual (Federación de Asociaciones de Asistencia a Víctimas de Violencia Sexual y de Género), porque varios motivos: han disminuido los recursos para contar con una formación continua a profesionales que atienden a víctimas de agresiones, es más difícil ejercer labores de coordinación y seguimiento de las actuaciones con mujeres que acudan a denunciar, y, por último, ha disminuido notablemente la presencia en centros educativos en los que se trabajaba la prevención con adolescentes y jóvenes.

-¿Hay un compromiso efectivo por parte del Estado con este tema?

No ha existido ni existe hasta el momento un compromiso efectivo del Estado en materia de violencia sexual. Que sepamos, no ha se han destinado recursos específicos ni se han aumentado partidas para trabajar a nivel de prevención, ni de atención o intervención.

Sí hemos visto como a raíz de las agresiones sexuales denunciadas en Sanfermines, se han puesto en marcha protocolos para actuar durante las fiestas locales y autonómicas desde instituciones y asociaciones feministas y entidades especializadas en esta materia. Pero a día de hoy, seguimos esperando que desde el Estado se actúe con compromiso real contra la violencia sexual, al igual que se hizo en su día con la violencia de género.

-¿Cómo concibe la sociedad las agresiones sexuales? ¿Cuáles son los mitos que siguen permaneciendo en el imaginario colectivo?

Hasta hace muy poco, las agresiones sexuales era un tema del que no se hablaba. En 2004 con la Ley contra la Violencia de Género se consiguió que la violencia machista llegara al debate público. Se visibilizó como problema social y se comenzó una labor de sensibilización a nivel político, social e informativo que aún continúa. Ahora es el momento de hacer lo mismo con la violencia sexual porque de las violencias machistas es la más frecuente pero la menos visible, la que menos se denuncia.

Respecto a los mitos, destacamos dos. El primero: recordar que las agresiones sexuales no se dan exclusivamente durante fiestas locales o regionales, o sólo en verano. La violencia sexual está presente en la vida de las mujeres todos los días del año. Las asociaciones que componen nuestra Federación atienden anualmente a más de 1.000 mujeres que han sufrido algún tipo de agresión sexual. Son mujeres de todas las edades y de todos los perfiles socioeconómicos que acuden a nuestros centros durante todos los días del año.

Segundo mito: diferenciar lo que es violación por “asalto” (por parte de un desconocido) de las agresiones por conocidos de la víctima (violaciones en cita, agresiones en el entorno familiar o laboral, etc) que constituyen entre el 70-75% de los casos que atendemos desde las asociaciones de Stop Violencia Sexual.

-¿Qué esperáis de la nueva legislatura? ¿Qué podría aprobar o poner en marcha el Gobierno que todavía no lo ha hecho?

Esperamos mucho, porque es mucho lo que hay por hacer. La violencia sexual ha comenzado el camino que ya recorrió la violencia de género, saltando de la esfera privada (la no visible) a la pública y política. Las agresiones que han tenido lugar en fiestas, los protocolos que se han llevado a cabo desde organismos locales para prevenirlas son la confirmación de que es un tema que importa, que preocupa, con el que es necesario actuar.

Al igual que hicimos con la violencia de género, las entidades especializadas y organizaciones feministas no vamos a dejar que la violencia sexual vuelva a silenciarse. Y para ello, y en concreto desde nuestra Federación, estamos trabajando para lograr acuerdos a nivel municipal y autonómico para seguir poniendo en marcha proyectos y actuaciones de prevención y asistencia.

Y, por supuesto, vamos a seguir reforzando la coordinación y re-activación de iniciativas como la formación a profesionales del sector sanitario y de las fuerzas policiales, que en la actuación con aquellas mujeres que acuden y denuncian son nuestros mayores aliados. Pero, como siempre, esta labor requiere de un respaldo del ejecutivo y de las fuerzas políticas, y un compromiso real con recursos y financiación. Esto es lo que esperamos y esto es lo que exigiremos.

(Declaraciones para eldiario.es)

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