Hace unas semanas nos contactaron de un medio para recoger datos con el objetivo que redactar un artículo cobre el acoso sexual en el trabajo, podéis leer el artículo en este enlace. Pues bien, después de contestar una serie de preguntas para el reportaje, hemos querido elaborar un post sobre algunas dinámicas en las que se ven envueltas las personas que sufren acoso laboral y ofrecer algunas recomendaciones que pueden ayudar.

¿Qué se considera acoso?

En España, la legislación afirma que comete este delito el que solicite favores de naturaleza sexual para sí o para un tercero, en el ámbito de una relación laboral, docente o de prestación de servicios, siempre que con tal comportamiento provoque en la víctima una situación objetiva y gravemente intimidatoria, hostil o humillante.

La pena será superior si, para cometer el delito, el culpable se aprovecha de una situación de superioridad laboral, docente o jerárquica o lo hace con el anuncio expreso o tácito de causar a la víctima un mal relacionado con las legítimas expectativas que ésta puede tener en el ámbito de esta relación.

Igualmente, la pena se incrementa si la víctima es una persona especialmente vulnerable por razón de su edad, enfermedad o situación.

Lo que no siempre resulta fácil de demostrar es el carácter objetivo de la intimidación. Pero de manera general hay acoso sexual cuando hay intención de intimidar y no de halagar. Aunque no todo es fácil de denunciar, ya que al tratarse de la intención y de producirse generalmente en entornos privados o de subordinación, las personas que padecen este tipo de acoso tienen miedo de denunciar.

En una sentencia del año 2007 vemos: “Desde el momento en que el empleado o subordinado no expresa su aceptación, la reiteración del superior jerárquico se convierte en acoso, dada la relación jerárquica entre ambos, que seguramente impide al subordinado plantear la negativa en la forma en que la plantearía si estuviese a su mismo nivel”.

Síntomas que ayudan a detectar una situación de acoso

Aunque no siempre resulta sencillo detectar que alguna compañera está siendo víctima de este tipo de delitos, ya que la sintomatología puede variar dependiendo de factores como la situación emocional, la relación con el acosador o el tipo de acoso, entre otros, es conveniente recordar los síntomas son similares a los que sufren las víctimas de una agresión sexual. Así, encontramos que es muy habitual que las mujeres empiecen a cuestionarse a sí mismas y a su comportamiento pensando que pueden ser ellas quienes están provocando la situación, cambiando su forma de vestir, siendo muy cautelosas en su manera de relacionarse, etc. Se puede dar una sintomatología ansiosa depresiva y de evitación del trabajo, especialmente del encuentro con el individuo, lo que a veces resulta en una bajada del rendimiento laboral.

¿Cómo denunciarlo?

Desde las diferentes asociaciones que conforman la federación ofrecemos asistencia psicológica y jurídica para enfrentarse a este tipo de casos, puedes ponerte en contacto con la que tengas más cerca.

Nuestra tarea principal es que identifiquen el problema y dejen de culpabilizarse a sí mismas. También les ofrecemos una serie de pautas para que lo puedan afrontar.

¿Cuáles son las causas por las que se pierden estos juicios?

Principalmente por falta de pruebas. Salvo en aquellos casos que son muy evidentes, en el acoso entran en juego dinámicas muy sutiles, y esto es precisamente lo que resulta más complicad de demostrar.

La mayoría de las veces solo se cuenta con la declaración de la víctima. Y aunque a veces haya testigos, no suele ser frecuente que se presten a declarar, ya que saben que con ello pueden perder su puesto de trabajo, no aprobar el examen… Puede ocurrir que los testigos incluso pueden declarar en contra de la mujer por temor a perder su puesto de trabajo

Aún con todo, en la federación hemos ganado varios casos de acoso, concretamente el último fue de un profesor universitario, al que han declarado culpable y le han apartado por un tiempo de la función pública.

¿Qué consejos se pueden dar?

Depende mucho de la situación en cada caso, las recomendaciones irán orientadas hacia uno u otro lado. Así, por ejemplo, en un entorno donde la víctima se sienta respaldada por el equipo de trabajo, puede optar por contarlo a alguien con quien trabaje o a un/a superior.

Facilita mucho si se pueden recoger pruebas para el juicio, o conseguir que algún testigo declare, pero esto no siempre es evidente, ya que por miedo a posibles futuras represalias, no siempre es posible encontrar a alguien dispuesto a declarar.

Conviene recordar que…

La denuncia es un derecho de la persona, es importante comentarlo porque la empresa tendría que tener un código deontológico para no permitir ninguna discriminación. Es importante que sea el acosador quien abandone su trabajo y no quien sufre el acoso, pero en caso de no funcionar esta vía o aun funcionando, la denuncia es una opción posible para toda mujer que así lo desee. Y si hay represalias de carácter laboral es importante consultar con especialistas en derecho laboral.

En caso de que ya se haya iniciado el procedimiento judicial, es importante que la empresa se implique y que apoye a la/las mujer/es que han denunciado una situación de acoso sexual durante todo el proceso. Para eso necesitamos contar con unos planes de Igualdad eficaces y que amparen a la acosada. Además de sensibilización social para que no se cuestione.

 

 

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